Rosario Bléfari: cantar la justa

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Foto: Lina Etchesuri

“Todo el tiempo estoy pensando cosas en relación a lo que pasa”, dice Rosario Bléfari en un momento de la entrevista. El calor del mediodía porteño es abrasador, por eso el bar elegido para el encuentro funciona como un oasis en el corazón del barrio Parque Chacabuco: “A veces la vida personal va por un carril: vos estás viviendo momentos de alegrías y no necesariamente eso coincide con el panorama más general. Para mí, éste es un momento lindo porque Suárez se vuelve a juntar para tocar una única vez en Buenos Aires”.

Música, actriz y escritora, Rosario formó la banda Suárez junto con Gonzalo Córdoba, Marcelo Zanelli, Fabio Suárez y Diego Fooser  a principios de los años 90, y fue durante toda esa década una de las bandas más interesantes de lo que por entonces se llamó rock alternativo. Editaron cuatro discos de estudio antes de separarse en el año 2001. Un año más tarde comienza su etapa solista, con la cual lleva publicados hasta la fecha seis álbumes. Es autora de dos poemarios y actualmente dicta talleres sobre composición de canciones a la vez que pone su voz al frente de su último proyecto musical: la banda Sué Mon Mont.

A días de haberse concretado la primera presentación en vivo de Suárez en casi 15 años, la charla que mantuvimos giró en torno de algunas de esas cosas que Rosario está (re)pensando: la experiencia de ser una banda de rock autogestionada en los 90, cómo evocar el propio pasado sin caer en la nostalgia y algunas ideas-claves para sobrevivir a “la intemperie del libre mercado”. Reflexiones que ella define como “ideas en tránsito”.

Pasado pesado

Contexto: la historia del retorno de Suárez se inició con un documental sobre la banda, Entre dos luces, que su realizador Fernando Blanco presentó en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. “Justo había digitalizado material de video que guardaba de aquella época, con la idea de hacer yo misma el docu, cuando él me llamó. No sabía bien cómo hacerlo, pero ya le había comentado la idea a otros integrantes de la banda”.

¿Si no fuera por la película no se hubieran juntado?

Incluso con la película hecha la idea no era tocar. No sólo no pensaba en reunir a Suárez sino que de alguna manera la idea del documental cumplía una función de recuperación del registro. Una revalorización, incluso propia. Pero cuando se estrena en el Festival de Mar del Plata nos preguntan si queremos tocar. Y lo hicimos: con solo dos semanas para ensayar. Y nos sentimos muy bien. Ninguno quería nostalgia. Lo que nos pasó fue al contrario: no es que vos te vas al pasado, sino que traés esas canciones al presente. Quien le tiene miedo a la nostalgia siente que va a ser chupado hacia atrás. Por lo menos yo tengo esa sensación, como si te olvidaras del momento presente. Pero en realidad muchas veces ejercitar la memoria y el recuerdo es eso. El hecho de que otras personas hayan estado escuchando esas canciones las mantuvo presentes. Entonces es más fácil. Las canciones están ahí.

Acordes sobre esta época

¿Qué pensás, desde tu propio hacer como música y autora, de este momento político?

Creo que durante la gestión anterior se hicieron cosas valiosas como la creación del Instituto Nacional de la Música (INAMU). Aunque al principio de Suárez nunca contamos con el  apoyo del Estado. Cuando editamos nuestros primeros discos eso no era siquiera una posibilidad. No porque tuviéramos una postura anarquista individualista, que también me parece válida, sino porque siempre tuvimos la iniciativa; lo independiente era en relación a los sellos, ante los que había que “aplicar” para firmar algún tipo de contrato. Pero la independencia es también una forma de estar a la intemperie total. ¿Está bien entonces defenderla de manera intransigente como la única manera de hacer las cosas? Lo estoy pensando… Porque también deja a la intemperie del libre mercado muchas expresiones culturales que nos perdemos de conocer, y se empobrece el panorama general. Es injusto estar solo en esa situación porque no todos tienen las mismas oportunidades. Entonces es ahí donde es importante el papel del Estado en lo cultural. Con los espacios, para difundir, tocar, para brindar la información acerca de derechos y maneras de producción, y también los subsidios, ayudas económicas para las primeras ediciones o ediciones especiales. Lo independiente y las políticas culturales deberían articularse. Por otro lado, si todo fuera estatizado, se perdería esa iniciativa que te permite crear tus propios y nuevos recorridos. ¿No te dejan tocar? Organizá recitales en la casa de tu vieja. Cuando recién se empieza o cuando las circunstancias se ponen adversas se pueden encontrar alternativas, pero lo ideal es no estar solos, sino contar con las políticas culturales generando el ámbito propicio para ser independiente.

¿Cómo hacemos para no estar a la intemperie del libre mercado?

Siendo solidarios, aunque es una palabra muy vapuleada. Por ejemplo, se habla de que en los 90 surge la escena del rock independiente. Eso tuvo mucho que ver con la aparición de una determinada tecnología. Se pudo empezar a grabar en una PC y mandar a fabricar tus propios CD. El espíritu autogestionado es un estilo de guerrilla, siempre buscando la forma de sentirte cómodo con vos mismo y, al mismo tiempo, haciendo las cosas que querés hacer. Más allá de lo que se venga, se ha ganado una experiencia que no se detiene. En relación a los 90, el presente es mucho más generoso. Hay menos superficialidad en un montón de cosas. Hoy hay familias de bandas. Se organizan para armar fechas, editan sus discos de forma cooperativa. Cuando empezamos con Suárez eso no existía. En mi caso, ya estoy más grande, pero veo eso en los más jóvenes que están empezando. Los que se han manejado de manera independiente saben cómo hacerle frente a la cosa.

Recuperar la palabra

¿Qué otras cosas podemos hacer, además de ser solidarios entre nosotros?

No sé si yo puedo hacer mucho, pero desde donde puedo colaborar es desde el lenguaje. El lenguaje para hablar de lo político. No el análisis del discurso político de tal o cual ideología, sino la elaboración del propio discurso político. Ciertas terminologías que usás para expresar lo que pensás en relación a la sociedad, al Estado, a los derechos, la educación o la cultura. Hay un diccionario que debería caducar. Buscar la manera de que ese lenguaje se renueve de verdad. Revisemos qué pensamos de las cosas y cómo lo decimos. ¿Qué pensamos de la educación, del arte, de la cultura, de la salud? ¿Cómo lo decimos para que otro lo entienda? Porque además son las primeras palabras que reciben palazos cuando hay este tipo de cambio político. Popular es otra palabra que hay que revisar. Libertad, independencia, colonia, etc… No puede ser todo usurpado por los discursos. La política usa palabras y con las palabras construimos nuestro pensamiento. Por eso quienes no somos políticos de carrera, pero somos seres con ideas políticas debemos actualizar los sentidos, defenderlos, recuperarlos, revisar continuamente el lenguaje y hacer uso de él. Las palabras son de quienes las usamos. A partir de eso podemos reclamar, pedir, agradecer, conversar o cantar.

Entrevista publicada en la edición de abril 2016 de la revista Mu

Soneros del Calamaní: bamba recargada

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Foto: Ignacio Yuchark

Músicos que armonizan pasado y futuro. Por un lado, la historia del son, del jarocho y del fandango, que unen música y comunidad. Por otro, la proyección de esa energía hacia el futuro. Tienen distintas procedencias pero están juntos por su pasión hacia esas formas musicales y vecinales de la región sur del estado mexicano de Veracruz, que aparece en las noticias ligada a las calamidades del narco y de una virtual guerra civil, que oculta todo lo de popular y de creativo que también ocurre allí. Estos músicos de los que hablamos, aquí en Argentina y ahora, conforman el grupo Soneros Del Calamaní. Heredan a otro grupo, Alegrías de a Peso, Banda comandada por Lautaro Merzari y Juan Pablo de Mendonca (hoy al frente de la orquesta de cumbia Sonora Marta La Reina). Fue la primera en traer esta música al Río de la Plata. Los Alegrías se separan en el 2009 y Lautaro comenzó a desarrollar los talleres anuales de son jarocho. De ahí surge la primera formación del grupo. La formación actual de sexteto, que viene tocando desde hace año y medio, la integran Facundo Soto en contrabajo, leona y marimbol (sección de bajos); Nicolás Kunhert en jarana y voz; Lautaro Merzari en requinto o guitarra de son, jarana y voz; Maritza Pacheco en violín; Gregorio Quiros tocando marimba de chonta y Maria Compagno alias “la Colo” en voz, jarana y zapateo.

Son es el nombre común de varios géneros musicales de origen afro caribeño y mestizo. Para nosotros el más conocido es el son cubano. Pero hay muchos. En México, al son oriundo del sur del estado de Veracruz se lo llama jarocho. El son jarocho más famoso es La Bamba, tema que popularizó el cantante de origen mexicano Ritchie Valens en los albores del rock and roll. Siendo el fandango una de las expresiones comunitarias más arraigadas en la cultura popular indígena y mestiza de esa región.

Lautaro arriesga una definición: “el son jarocho, su génesis, viene de un momento en que la música tenía otra función social. Una función comunitaria. El hacer música para festejar. El dato es que ya había fandangos, fiestas de son jarocho en Veracruz, mucho tiempo antes de que existiera un salón de baile a donde ir a ver música en vivo. Es decir que mucho entes de que existiera esa relación que plantea el sistema capitalista de decir que hay un artista que tiene una mercancía para vender y alguien que lo compra o paga para verlo, mucho tiempo antes de eso ya había fandangos y la música tenía esa función. Se tocaba en casamientos, bautismos, funerales… funciones que sigue teniendo hoy en día. Nosotros somos un grupo que comercia con un producto artístico, tocamos en locales donde tenés que pagar una entrada y vendemos discos, pero la génesis del son jarocho es esa y se mantiene con el tiempo. En México sigue habiendo fandangos como había hace más de 300 años. Esa cuestión no perecedera que tiene es algo que te contagia. En un mundo donde todo es súper descartable.”

Nicolás: “hay algo que se da en la fiesta del fandango, un marco en el cual la gente juega que es muy interesante. Toda la versada es anónima en general. Son como las coplas del canto con caja acá. Muchas de esas coplas se van manteniendo con el correr de los años. Una armonía muy potente y al mismo tiempo muy simple. Sin toda esa cosa sofisticada en la que a mi me cuesta más entrar.” María llegó a interesarse por esta propuesta a partir de la danza. El zapateo sobre un tablado de madera es un elemento clave de cualquier fandango por el componente rítmico que aporta. Convirtiéndose en un instrumento de percusión que guía al resto de los músicos. “El fandango está bueno porque nos da voz a todos y llega a todos por igual. No es un requisito que tengas que cantar bien. En ese sentido le abre la puerta a todo el mundo” dice la Colo.

Otra de las particularidades de este grupo es que la mayoría de sus instrumentos fueron o bien manufacturados por ellos mismos, o realizados por luthiers amigos. Las jaranas por ejemplo son instrumentos de ocho cuerdas que tradicionalmente se construyen a partir de una única pieza de madera. Esto les aporta una sonoridad especial que deriva en una experiencia particularmente cálida para el oyente. Un sólido terruño desde donde crecen las canciones. Ya tengan éstas aires de chamamé y de coplas de canto con caja del norte de nuestro país. “Siempre con un aire de son y con un audio que tiene que ver con el son. Lo que el grupo se propone ahora es tener un producto no homogeneizado. Creo que en el disco se puede llegar a leer” se encargará de remarcar Lautaro en el transcurso de nuestra charla.

Con su segundo disco ya terminado y próximo a tener su edición en formato CD para marzo de 2016, el grupo se va afianzando en una propuesta que busca ser cada vez más personal. A diferencia de lo que fue su debut discográfico, en esta nueva etapa cuentan con una mayoría de composiciones propias. En la producción artística trabajaron Juan Pablo de Mendonca y Jose Lavallén. Ambos, además de productores, son muy talentosos músicos que oficiaron también de invitados en algunos temas del álbum. También pasaron por el estudio de grabación las cantantes Miriam Garcia y Georgina Hassan, y el percusionista Jorge Vardé.

A días de haberse realizado el balotaje presidencial, la coyuntura política no pudo estar ausente en nuestra conversación. En este caso la reflexión grupal toma la forma de una advertencia ó consejo. Invitándonos a estar alertas: “nos parece que estamos entrando en un claro momento de resistencia cultural, que no venía siendo tal. Tampoco antes era una panacea, pero ahora se viene un momento de resistencia y hay que estar atentos. Abrazarse mucho. Y ese abrazo, ligándolo con la idea del son, pasa también por no empezar a comprar todo lo que va a venir ahora. Que va ser mucho de lo descartable. Abracémonos desde el arte para poder defender nuestras posibilidades de expresión.

Dicen los soneros: “Los artistas tenemos que entender la resistencia cultural desde la música, desde lo que decimos. Un ejemplo: vamos a tocar en Café Vinilo, que debe haber sido clausurado diez veces en los últimos dos años. Y todo porque tienen una vecina que es del PRO. Así que imaginate la que se viene ahora que ganaron a nivel nacional, si el nuevo gobierno siente que no le conviene que haya lugares donde la gente se reúna a pensarse”.

Nota publicada en el número 95 de Mu 

China Cruel: tangueras de ley

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Foto: Lina Etchesuri

Ironía, compromiso y costumbrismo es lo que hay en los temas de Verónica Bellini, pianista y arregladora de China Cruel, único grupo de tango formado por mujeres que puede presumir de contar con repertorio conformado íntegramente por composiciones propias. Al grupo lo completan Viviana Scarlassa en voz, Laura Tappata en guitarra, Cindy Harcha en bandoneón, Cristina De Leonardo en contrabajo y Natalia Robacio en el violín.

El barrio ya no es el de antaño: ahora hay supermercados chinos y pai umbandas, entre otros personajes de nuestra modernidad tardía. Y el desengaño amoroso es a través del chat, como cantan en Tu muñequito verde, uno de los temas de su debut homónimo. En breve comenzarán las sesiones de grabación del que será su segundo disco, con vistas a ser editando durante el primer semestre del año próximo.

Tangos del futuro

Verónica coordina el ciclo Tango Siglo XXI, un espacio donde se presentan los nuevos artistas que vienen con repertorio propio a renovar el género. El encuentro es todos los viernes en el Sergio Souza Teatro: “Mi idea fue presentar todo lo nuevo que se está haciendo. Sobre todo el tango canción. Que la gente sepa que en ese lugar todos los viernes puede escuchar una propuesta nueva, de tangos hechos en estos días. Y para mi sorpresa había mucho más de lo que yo sabía. Un montón de grupos están haciendo su repertorio y no te enteras porque no hay difusión”. A esto agrega que el del tango es un reducto relativamente pequeño, que los canales de tevé abierta no le dedican ningún programa, como tampoco lo hacen las radios de mayor audiencia.

Viviana completa la idea: “Nosotras, como generación, somos concientes que si nos van a comparar con Troilo, Salgán o Manzi, nos mandan al muere. Ninguno pretende igualarse ni compararse. También es cierto que ninguno de nosotros puede vivir de tocar en 5 clubes durante un fin de semana y ganar dinero para comprarse un auto descapotable y dos casas, como hacían las estrellas de esa época. Carecemos de muchas cosas y, al mismo tiempo, tenemos otras. Lo bueno es que ante las adversidades hoy tenemos ganas de hacer explotar algo nuevo”.

La nueva movida

Pianista y cantante coinciden en señalar que este renacimiento del tango, que comenzó hace poco más de 20 años, se da luego de un declive tan grande que dejó a este género centenario al borde la extinción. “Durante varias décadas  no había movida. Creo que el baile ayudó, hubo una explosión del baile que generó un interés en la música y muchos que venían tocando rock o jazz se empezaran a interesar por el tango. Pasó con mucha gente de nuestra generación”, explica Verónica y cuenta cómo fue su experiencia: “Empecé a bailar y a tocar. Primero haciendo cosas tradicionales hasta que dije ¿dónde hay un tango que hable de lo que le pasa a la mujer? ¿No está? Bueno, entonces hay que hacerlo. Yo tocaba jazz, pero estaba incómoda, no sentía que era lo mío.”

Humor 4 x 4

Soy lo suyo es el tango, algo que sienten como propio. El primer paso fue interpretar a los clásicos. Luego ir animándose a crear sus propias composiciones. Y es algo genuino: cuando los canales de difusión no abundan está claro que no se trata de una moda.

El humor está presente en sus letras. ¿Es algo que ya estaba presente en los clásicos? Pareciera que no, al menos en los 20 tangos canónicos que todos conocemos.

Verónica: Tangos humorísticos existían. En algunos casos el humor venía de la mano del maltrato a la mujer, pero en general son las milongas las más humorísticas. Algunos de los tangos que hacemos son humorísticos por lo trágico también. En El muñequito verde hablamos de la mina que queda plantada frente a la pantalla del chat: lo que nos da risa es la cosa tan patética. Jugamos con la ironía, algo que se da naturalmente. Hay muchos grupos nuevos que usan el humor. Creo que también es una forma de hacer cosas nuevas sin tener que competir con la pluma de Discépolo o de Manzi, que son inigualables.

Verónica: En unos días empezamos a grabar el segundo disco con la idea de sacarlo el año próximo. La gente grande -jubilados por ejemplo- se enganchan con un tema que venimos tocando en vivo. Se llama 0-800. Narra las peripecias de alguien que necesita hacer un trámite telefónico. Se ve que eso los interpela. Y está bueno. La idea es poder llegar a más gente. Nada nos hace más felices que poder plasmar lo que hacemos en un disco.

¿Cómo recibe a este tipo de propuestas el circuito de festivales de tango?

Verónica: En general, son de lo más tradicionalista que hay. Ojo: mi experiencia como programadora de este ciclo también me requiere un esfuerzo por enterarme qué es lo que hay. Hasta dentro de ese circulo tan chiquito -que es el de tangos propios- hay un montón de cosas que yo desconocía, siendo de este ambiente. Entonces me imagino que alguien que organiza un festival tiene que hacer una esfuerzo mayor para evaluar todo lo que hay. Hay gente que hace el esfuerzo y otra gente que se queda con las 4 ó 5 cosas que conoce. O piensa que el público tal vez no lo va a aceptar y se queda con las propuestas más estándar.

Ni una menos

Ahora estamos juntas
ninguna está sola
lastimando a una,
nos herís a todas.
Porque ya no existen dolores ajenos
hoy nos duele a todas,
no habrá ni una menos.
Gritaremos fuerte por las murieron
por las que callaron, las que no pudieron
escapar a tiempo, juntar el valor
ver que era posible una vida mejor”.

El tango se titula Ni una menos. Lo compuso Verónica luego de la multitudinaria manifestación del pasado 3 de junio frente al Congreso de la Nación. Exactamente, al día siguiente de la marcha. Viviana: “Vero volvió de la marcha muy movilizada por lo que había visto. Una cosa es la campaña del cartelito y otra la gente en la calle. La campaña fue impresionante ¿Quién no se sacó una foto con el cartelito? Sin embargo, el tema sigue igual. No es que ahora haya menos víctimas de violencia.”

Verónica: “Como mujeres no podemos dejar de estar en una movida así porque es tremendo lo que sigue pasando, en todos los ámbitos y en todas las clases sociales. Volví de la marcha y al otro día el tema estaba terminado. Con la esperanza de que a alguien le sirva escucharlo”.

Nota publicada en el número 94 de Revista Mu

Galponeando

La Orquesta Típica Ciudad Baigón comparte los desafíos de pasar de la calle al propio espacio. Autogestión y después.

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Foto: Lina Etchesuri

A plena luz del día no hay nada que llame la atención en el portón negro. Todo parece indicar que detrás puede haber un taller mecánico. Uno más, que no desentonaría con el paisaje de la calle Cochabamba, en el muy porteño barrio de San Cristóbal. Pero varias noches a la semana ese portón se abre y un pasillo al aire libre nos indica el camino hacia Galpón B, el lugar que desde hace poco más de un año, cambio de nombre mediante, se transformó en un espacio de música, teatro y arte gestionado íntegramente por los miembros de la Orquesta Típica Ciudad Baigón, una formación tanguera que libró sus primeras batallas en las calles de San Telmo. “Los domingos nos levantábamos a las 9 de la mañana y teníamos que cargar el piano en un carrito para transportarlo 6 cuadras, en contramano por la avenida”, rememora Gabriel, violinista y letrista y hoy también a cargo de la prensa y difusión de este espacio. En aquellos días, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entregaba un permiso que los habilitaba para trabajar en la calle dentro de un horario bastante amplio. Con el arribo de la gestión macrista la regulación de los espectáculos callejeros pasó de depender del área Espacio Público. El hostigamiento de agentes municipales y del personal policial se convirtió en moneda corriente. Hernán -pianista que hoy hace las veces también de encargado de asuntos legales- lo recuerda así: “Aguantamos un par de años, con situaciones bastante violentas con la policía. Llegaron a disponer un patrullero especialmente en la esquina donde tocaba la orquesta”. Abandonar ese lugar no fue una decisión fácil si tenemos en cuenta que fue precisamente tocar “a la gorra” y en la calle, todos los domingos, la manera que tuvo el grupo de poder financiar la grabación de su primer disco y costearse una gira por Europa.

“Ante la necesidad de tener un espacio arrancamos con esto”, sintetiza Gabriel. Pero arrancar tampoco fue fácil. El galpón estaba deteriorado y con muchas deudas. Para empezar a ponerlo a punto tuvieron que invertir todo el dinero que habían juntado tocando en la calle. Se organizaron en asociación civil, formalidad necesaria para poder acceder a créditos y subsidios, que reconocen indispensables para hacer de este proyecto algo económicamente sustentable. Durante 4 años funcionaron con el nombre de Teatro Orlando Goñi. Fue una gestión compartida con otros grupos, enfocada exclusivamente al tango y a la milonga como espacio de baile. Hoy la apuesta del renovado Galpón B pasa por abrir el juego a otras propuestas musicales y artísticas en general. Con el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF) como referencia ineludible si hablamos de espacios culturales autogestionados.

“Primero tuvimos que plantearnos si era posible sostener el espacio o no. Ahí se fueron definiendo los roles: quién se iba a encargar de la programación, quién de las luces, quién de la atención en la barra, y así…”, cuenta Hernán para describir el trabajo que hoy ocupa a tiempo completo a 6 de los 12 miembros de la orquesta. Germán, contrabajista y encargado de mantenimiento del galpón, resume: “Hay que saber ocupar espacios para los cuales ninguno de nosotros nos preparamos. Todos estudiamos música, pero si querés tener un espacio así tenés que saber que vas a ocuparte de cosas a las que quizá desearías no tener que dedicarles la mayor parte de tu tiempo”. ¿Cómo se hace? “Conformando un equipo”.

Sostener el espacio les cuesta tiempo y dinero. Para poder brindar un espectáculo con condiciones dignas de sonido e iluminación es necesario invertir en infraestructura. ¿Cómo lo resolvieron? Otra vez es Hernán quien habla: “Una vez que estás habilitado, podés salir a buscar subsidios. A través de Mecenazgo (nombre del Régimen de Promoción Cultural de la Ciudad de Buenos Aires) pudimos comprar un piano. También poner la calefacción. Necesitamos de eso para poder crecer. Una consola de luces cuesta 60 mil pesos. Los grupos profesionales te piden eso. Y nosotros, como orquesta, necesitamos lo mismo. Lo primero que pensamos es hacer algo que esté bueno para nosotros, porque a partir de ahí va a estar bueno para quienes vengan a tocar. Lo mismo pasa con los precios de las bebidas y las empanadas: que gente como nosotros pueda pagarlo. Esa es nuestra política de cómo decidir las cosas”.

Hay que animarse

Hoy en el galpón ensayan, además de Ciudad Baigón, otros dos grupos de tango y uno de teatro. El hermano de Hernán utiliza el espacio para enseñar Kung-fu y también cada uno tiene la posibilidad de dar clases de su instrumento musical. Los shows, por ahora, están acotados al horario nocturno: música en vivo de jueves a sábado, sin limitaciones de géneros, aunque predominen el tango y el rock. Más adelante, dicen, les gustaría ampliar la oferta de talleres diurnos.

Gabriel: “No estamos solos. Hay toda una movida de gente que esta empezando a armar cooperativas y autogestionarse. Quizá lo interesante de nuestra experiencia es comprobar que esto se puede hacer. Que requiere mucho esfuerzo, pero que no lo estamos pensando desde una ecuación económica. La vida no pasa solo por lo económico. Tenemos amigos del colegio secundario que, tal vez, económicamente están mucho mejor que nosotros, que hicieron carrera. Pero quizá no están tan felices con su laburo de 9 horas metidos dentro de un cubo”.

Viendo todo el esfuerzo que requiere embarcarse en un proyecto de estas características y ante la evidencia de que el factor económico no es, ni por asomo, la principal de las motivaciones, la pregunta que queda flotando en el aire es… ¿y por qué lo hacen? Germán: “Lo hacemos por una necesidad de pertenencia. Es como tener tu casa. Lo sentimos como nuestra casa. Podemos hacer las cosas que queremos como queremos hacerlas”.

Publicada en el número 93 de Revista Mu

Tangos libertarios

El Quinteto Negro La Boca junto al escritor y periodista Osvaldo Bayer bordaron esta antología musical que rescata la historia anarquista. Hay lugar para otros ritmos, como la murga y el rap, que sintonizan con el espíritu del proyecto: memoria de libertades que crearon música.

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Foto: Julieta Colomer

“Les voy a leer algo que nació en mí hace muchos años, recordando aquellos tiempos: tango y anarquía”, dice Osvaldo Bayer a modo de introducción. El público que llena la sala del Club Atlético Fernández Fierro acaba de ovacionarlo ni bien fue convocado al escenario. El octogenario periodista y escritor está acompañando la presentación del Quinteto Negro La Boca. Juntos compusieron el álbum Tangos Libertarios. En él se relatan las historias de algunos de los más emblemáticos exponentes del movimiento anarquista por estas tierras. Ejercicio de historia oral al ritmo del dos por cuatro. El proyecto surgió por iniciativa de Pablo Bernaba, director y primer bandoneón del Quinteto, que completan Oscar Yemha también en bandoneón, Santiago Cursach en guitarra, Oscar Pittana en contrabajo y Patricia Szilágyi al piano.

Con Bayer se conocieron en 2010, después de haberlo invitado a participar del primer Festival de Tango de la República de La Boca.

Territorio libre

Te dice que los anarquistas de principios del siglo veinte apreciaban mucho el tango. Si poco ha quedado registrado de esa relación, se debe al intento de despolitización que ha sufrido ese género musical durante muchas décadas en pos de convertirlo en una postal de Caminito for export. Una excepción ha sido el disco Los Anarquistas, recopilación de canciones (entre ellas milongas y tangos) de aquel período embrionario, realizada por el propio Osvaldo Bayer a principios de los años 70. Ahora, de lo que se trata es de actualizar ese legado con composiciones originales.

Trabajando desde lo que Pablo Bernaba llama “la soberanía del tango” se permitieron ampliar el espectro sonoro, incorporando elementos de murga y hasta de rap. “Con un concepto tan fuerte como hilo conductor, no necesitábamos que musicalmente sea tan homogéneo”, dice el fundador del Quinteto Negro La Boca, una agrupación con una impronta territorial que no pasa solamente por llevar el nombre del barrio portuario al que llegaron muchos de los primeros inmigrantes libertarios. Desde sus comienzos -el grupo que prefiere definirse como un “colectivo cultural del tango”- ha tejido alianzas con otros actores territoriales. Realizaron en un local del barrio el ciclo Tango Contaminado, en clara alusión al lindante Riachuelo. Luego fueron los promotores del Festival de Tango de la República de La Boca, que el año pasado cumplió su quinta edición consecutiva, y hasta fundaron la Escuela Popular de Tango de La Boca, un proyecto iniciado en 2011 que contó con el apadrinamiento de figuras como Nelly Omar y Leopoldo Federico. Hoy la escuela sigue en funcionamiento, ofreciendo clases grupales de teoría musical y talleres de distintos instrumentos.

“Creo que uno tiene un lugar de pertenencia y no pasa por ser patriota. Cuando hablo de territorialidad me refiero al lugar donde se gestó. Aún con las influencias de todos lados -de ahí la riqueza del tango también- yo me sitúo en el Río de La Plata y, específicamente, en el barrio de La Boca. Desde la ideología nos situamos también, con una expresión política no partidaria que intenta rescatar parte de la historia oculta del tango”, agrega Bernaba para completar esta idea de soberanía.

Letras rebeldes

“Severino libertario, dinamita y corazón”, se escucha en la voz de Rodrigo Perelsztein, uno de los varios invitados que se sumaron al disco. El tango en cuestión no puede estar dedicado a otro que no sea Severino di Giovanni, el joven expropiador y antifascista italiano que fuera fusilado por la dictadura de Uriburu en la penitenciaría que se alzaba donde hoy se ubica la Plaza Las Heras. La investigación que llevó a cabo Bayer sobre las huelgas de los peones patagónicos a principios de la década de 1920 ocupa varios capítulos de este homenaje. De ahí los temas titulados Patagonia Rebelde -donde irrumpe el rap en la voz de Malena D’Alessio, de Actitud María Marta-, Vengador -que está dedicado a Kurt Gustav Wilckens, quien ajustició al fusilador teniente coronel Varela – y el valsecito Las Putas de San Julián, que dice:

“Viento rebelde de la Patagonia,

con su furia se hace respetar,

Como lo hicieron las putas de mi pueblo,

como las putas de San Julián”.

La historia de este tema es conocida: en febrero de 1922, en el Puerto de San Julián, en la provincia de Santa Cruz, cinco mujeres del prostíbulo La Catalana se negaron a ofrecer sus servicios a los soldados enviados a reprimir y fusilar a los trabajadores en huelga.

Pablo Bernaba: “Una producción artística debe justificar su existencia. Tiene que mostrar algo que no haya. Por ejemplo, del movimiento punk, aunque quizás no me gusta escucharlo últimamente, me parece que debió existir. No nos podía faltar. Sin ánimo que compararnos, me parece que no existía un disco así en el tango hasta hoy. Tratamos de hacer algo digno musicalmente. Puede haber matices, un tema te puede gustar más que otro, pero siempre tratando de lograr en la totalidad algo que aporte al tango. Que no sea un disco más. La ambición es esa. Creo que este disco humildemente aporta. No hay muchos discos de tango temáticos”.

El CD -cuyo arte de tapa es una ilustración realizada por Rep especialmente para la ocasión- tiene un cierre a toda celebración. Junto a la murga uruguaya Falta y Resto, le rinden tributo a los anarquistas expropiadores “de mano siempre abierta”. Calificados de forajidos por la prensa oficial de la época, para Bayer siempre fueron luchadores sociales que nunca buscaron el rédito económico ni personal, y que dedicaban buena parte de lo recaudado con sus acciones a la impresión de libros y periódicos.

El resultado es admirable. Luego de tres años de trabajo, Tangos Libertarios plasma una obra de una coherencia y una calidad musical que no se escucha todos los días. El director del Quinteto no puede estar más orgulloso: “Este y tantos otros discos demuestran que el circuito del tango está vivo. El tango tiene mucho de funebrero, de ir a llorar a las tumbas de los próceres. Nosotros rescatamos a las figuras que han dado vida al género pero no nos podemos quedar ahí”.

Publicada en el número 87 de Revista Mu con el título «Amor y anarquía»